Erzangel, seis meses pasan volando como palabras al viento, pero para angeles como tú mi niña debe ser poco tiempo, que puedo decir de ti, que me has brindado tu amistad incondicional, que me animas con tu mensajes y me sacas una sonrisa con cada palabra que escribes, espero que sean los primeros seis meses de muchos años. Te he escrito esta mini historia, estoy desentranada ya que hace mucho tiempo que no escribo, me ha salido un poco romantico, pero espero que te guste. Felices seis primeros meses mi Ángel.
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Las notas de música estrellaban contra mis timpanos, evitando así cualquier distracción del esterior, me levanto levemente y mi mirada se detiene en el exterior, el cielo esta teñido de sangre y el sol se retira humillado vencido por el atardecer. Empiezan a sonar esas notas que me recuerdan tanto a ti, notas agridulces mezcladas con lágrimas teñidas puramente de dolor. Mi mano se desliza furiosa por mi mejilla, limpiando cualquier evidencia de la debilidad que siento cuando pienso en tí, porque sé que ni siquiera te mereces ninguna de las pequeñas gotas que se deslisan desilusionadas por mi mejilla.
[…]
Bipa me mirada de manera inquisitiva, de repente me mete un codaso que me deja sin respiración por unos segundos.
-Luna, Matt te esta mirando...Otra vez,¿ le has dicho ya que si?-me preguntó con un tono suave, reprimi un suspiro de frustración.
-No, pero no siento nada por él, sería injusto darle falsas ilusiones, yo no puedo quitarme aun a Dean de la cabeza-le respondí, intentando de mantener un tono de voz neutral, un tono que demostrara toda la tristeza que guardaba en mi interior, una tristeza que nadie conocia, y que nadie advertia en mi.
-Siento tener que decirte esto, pero Dean ni siquiera recuerda tu nombre, lo vuestro simplemente fué una simplem amistad, como una estrella fugaz, intenso pero fugaz, nada más que eso-terminó acercándose a mi y ofreciendome un cálido abrazo.
-Lo sé, le susurre en el oido- Ahora vuelvo- añadí separandome de ella, y levantandome sin que viera mis ojos rotos, por la tristeza
Para mi suerte el jardín hoy estaba casí vacio, me dirigi a un rincon dónde nadie me podría encontrar, un rincon lleno de oscuridad a pesar de que el sol resplandecia.
Me recoste lentamente, intentando no ser vista, mientras un mar de lágrimas desbocadas se abría paso en mis ojos, precipitandose al eterno vacio.
Me duele la cara, de fingir sonrisas tontas, sonrisas que no son mias, sonrisas que no son yo, sonrisas que para el resto del mundo simplemente significan que estoy bien, cosa que es mentira.
Escucho como alguien se acerca, y rápidamente limpie cualquier rastro de que había estado llorando, mientras me encogia más sobre mi misma para no ser vista.
-Aquí estas-dijo Matt, agachandose hasta estar a mi altura-¿Estas bien?-me pregundo con tono preocupado.
-Si-le mentí descaradamente.
-Tus ojos no dicen lo mismo- me reprocho deslizando su mano por mi mejilla y capturando una lágrima traicionera.-¿Me regalas una sonrisa?- pregunto tomandome por sorpresa, fingí la misma sonrisa de siempre.-Demasiado triste- me acusó.-Dime que si, y conseguiré que regales sonrisas de verdad, y que tus lágrimas puedan volar- dije con un tono de voz dulce, pero sin preción alguna.
En ese momento senti que algo dentro de mi se desencajaba, como una bomba de relojería que ha estado esperando demasiado tiempo.
-No ves que si estas conmigo sólo te causaré dolor, sufrimiento, que no serás feliz- grite casi con desesperación- Yo no puedo querer a nadie..
Con un rápido acercamiento capturo mis labios haciendome callar, sus labios se movían lentos, calidos, sobre los míos. Nos separamos lentamente, casí por obligación, no me atreví a mirarle a los ojos, y sentí como un nuevo sentimiento nacía en mi, derrumbando la murralla que había construido, pero aún así dejando todos los desechos y los recuerdos de él.
Por que nunca lo podría olvidar...porque yo sabia que el olvido no existe, es simplemente el nombre que le ponemos al deseo de no recordar.
Empezo a buscar en sus bolsillos y de uno de ellos saco una cajita pequeña de terciopelo y me la entrego, la cogí con cuidado, con miedo a romper la magia del momento y la abría lentamente, en ella se encontraba un colgante, era una media luna y una estrella, unida a esta.
-Tu eres como la Luna, eres bella y majestuosa, aparentas ser fría y distante, pero sólo tienes miedo a ser lastimada, y yo de alguna manera sería como la estrella, no sería nada si no acompañara a la gran dama blanca cada noche, apreciandola desde la distancia...¿Sabes qué es lo bueno de los corazones rotos? Que solo se pueden romper una vez, todo lo demás , sólo son rasguños...Siento precionarte tanto, pero esque me gustaría tanto escucharte decir que Si...-dejo la frase inacabada
-Si..-aquel monosílabo aventurero salio de mi boca sin permiso,pero sin arrepentimiento...Sólo deseaba no causarle el mismo dolor que yo estaba padeciendo. En ese momento nos embarcabamos en una misión suicida, llena de riesgos...Pero así ere el amor ¿No?
att. Jenn
